viernes, 3 de septiembre de 2010

Orden y Conflicto

Desde siempre los seres humanos se han preguntado si existe
algo trascendente, mucho más real que la existencia cotidiana.
Pero como no son capaces de descubrirlo han adorado un
símbolo, dándole gran significación.
Para descubrir esa realidad tenemos que prescindir de todo lo
que es creado por el temor, el deseo, la esperanza; se trata de
algo que no depende del ambiente, de la cultura, de la
educación, sino algo que el pensamiento no haya tocado jamás,
algo que es total e incomprensiblemente nuevo.
La religión, y no nos referimos a las religiones organizadas,
sería esa cualidad que sin ninguna clase de temor o creencia nos
lleva a una vida donde no hay fragmentación alguna. Esta
cualidad humana abre a una vida no fragmentada, a un continuo
que se mantiene más allá de su incesante fluir. Para ello
prescinde de toda creencia, esfuerzo, dirección y propósito, de
modo que la mente esté capacitada para ver las cosas como son.
Además de esta libertad tiene que haber también cierta cualidad
de orden, generalmente asociamos el orden con la disciplina, pero
mientras que la disciplina obliga a la mente a seguir cierto curso
condicionado a un patrón al que considera moral, el orden, en
cambio, surge de modo natural cuando comprendemos todos los
factores perturbadores, desordenados y conflictivos que tienen
lugar dentro y fuera de nosotros. Cuando vemos esto con gran
claridad, no sólo de manera intelectual y verbal sino además sin
condenarlo, sin escapar de ello, pero observándolo en la vida,
entonces, de ese sentir alerta y de esa observación, naturalmente
nace el orden que es la virtud.
Se requiere una mente clara, que no se haya entorpecido, que ya
no persiga una dirección, un propósito.
¿Es posible este estado de la mente donde no tiene lugar la
experiencia?
"Pasar por la experiencia" implica que hay una entidad que esta
experimentando por lo tanto hay dualidad, hay el experimentador
y la cosa experimentada. En ese pensamiento que busca una
experiencia, por lo general maravillosa, existe la dualidad del
experimentador y la experiencia. Hay una distorsion porque el
experimentador es el pasado acumulado con todo su conocimiento,
sus memorias.
El que la mente busque una experiencia, por maravillosa que sea,
implica que el "yo" esta buscandola y el yo es el pasado con todas
sus frustraciones, desdichas y esperanzas.
En la meditacion se descubre si el cerebro con todas sus actividades,
todas sus experiencias, puede tambien estar en silencio sin ser
obligado a ello, porque tan pronto uno lo obliga, ahi esta de nuevo la
dualidad, la entidad que dice "me gustaria tener experiencias
maravillosas, por lo tanto, tengo que obligar a mi cerebro a que se
silencie", nunca lo conseguira.
Pero si uno vigila como funciona el cerebro, su movimiento, su
condicionamiento, este se aquieta extraordinariamente y esa quietud
no significa que duerme, sino que esta tremendamente activo y por lo
tanto, en silencio.
Cuando el cerebro observa sin juzgar nace una cualidad de inocencia,
y la mente inocente puede ver lo que es verdadero, no asi la mente
complicada, no asi la del filosofo o el sacerdote.
La mente inocente incluye ese todo donde se hallan el cuerpo, el
corazon, el cerebro y la mente y eso es meditacion.
La base es la comprension del pensamiento, como causante del
temor y el placer, y la comprension del orden que nos libra de todo
conflicto.
Krishnamurti

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