martes, 11 de octubre de 2011

Cosas que creemos que son normales


Casi todos andamos como somnolientos, porque estamos distraídos con un montón de signos mentales que aparecen en respuesta a lo que estamos pensando, hablando y haciendo. Creemos que somos normales porque así anda todo el mundo. 

El enojo, el estrés, la lucha contra los otros, el chisme y la maldad aparecen como cosas lógicas y obvias porque creemos que son realidades inevitables y permanentes. La verdad es que no lo son. 

La única manera de observar las perturbaciones mentales y las aflicciones emocionales es frenar la velocidad de los pensamientos y de los sentimientos. Es decir, verlos como objetos de la mente por medio de la mente misma. Se trata de llegar a un momento de concentración mental en la que no evaluamos, ni analizamos, ni amamos, ni odiamos. Se trata de tener al presente como fuente de referencia para que los sentimientos de odio surgidos de eventos pasados
no tengan posibilidad de recrearse. 

Pero tampoco se trata de dirigir los pensamientos hacia un futuro. En otras palabras, la idea es cultivar el perdón hacia atrás y la liberación de las ilusiones hacia adelante. 

No es necesario suprimir ni sublimar el pensamiento o las emociones; más bien lo que se quiere es algo que ya se tiene: estabilizar en el presente el estado de la mente interactuando con el medio externo.
Sólo cuando la mente se conecta con la vida que la rodea
puede nacer la bondad hacia lo que vive.
Jorge García Montaño

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